Las principales formas de ahorro de energía son:
Es la energía lumínica, un tipo de energía muy usual en los hogares y que todos utilizan sin distinción. La luz permite que los espacios se iluminen y sea más fácil realizar todo tipo de actividades. Antes de que existiera la luz eléctrica las personas recurrían a velas, lámparas y objetos que debían cargarse con combustible para su funcionamiento.
Su existencia en la vida del hombre ha simplificado muchas tareas, no obstante, el mundo de hoy exige un ahorro de energía y parte de ese ahorro depende de la luz que se usa. Algunas formas de ahorro son cambiar las bombillas generales por bombillas de ahorro, apagar las luces cuando no se necesiten, pintar los espacios de blanco para dar una mayor iluminación natural, usar la luz eléctrica solo cuando sea necesario y desinstalar las bombillas extras. Las bombillas led también consumen menos energía, por lo tanto son una excelente opción de ahorro en el hogar.
Hay electrodomésticos para todo: para cocinar arroz, para picar comida, para licuar, para planchar, para la belleza, para el cuidado e higiene, para el aseo, para la diversión y también para trabajar. Los electrodomésticos son herramientas que brindan soluciones fáciles y rápidas al ser humano en diversas facetas, sin embargo, generan un gasto importante de energía.
Decidir ahorrar energía desde los electrodomésticos es una excelente forma de conservación. Actualmente, muchos de ellos están fabricados para este fin, como las neveras, que permiten ahorrar hasta el 50% de la energía dependiendo de su necesidad de uso.
Otros electrodomésticos como el secador de pelo, la plancha y el ventilador consumen energía de forma activa. Reevaluar su modo de consumo puede ser una gran alternativa de ahorro.
En los hogares, las oficinas y las grandes industrias siempre hay conexiones que suponen un gasto de energía. En algunos casos estas conexiones están en constante funcionamiento y en otros no. Pero, en algunas de estas circunstancias las personas dejan conectados electrodomésticos o aparatos tecnológicos, aunque no se les esté dando uso.
En los hogares esto es muy frecuente. La televisión se prende y se apaga, pero nunca se desconecta, al igual que la lavadora, la licuadora, entre otros. Sí que son importantes en su uso diario, pero dejarlos conectados supone un incremento del gasto energético y un riesgo para el hogar.
En las oficinas y las industrias es mucho más controlado y monitoreado el gasto de energía, no obstante, siempre hay casos donde se olvida desconectar todos los elementos de trabajo.
Procurar apagar las luces, desconectar los equipos o reducir el consumo es una buena intención que a veces funciona. Si embargo, en muchos casos las personas están acostumbradas a su ritmo de vida y el ahorrar energía no fluye de forma eficiente, por eso existe la alternativa de instalar ahorradores de energía.
Existe un medidor eléctrico que envía al teléfono móvil el gasto de energía que se está llevando y las alternativas para reducirlo, es un método muy eficiente de ahorro energético. Otra opción es el enchufe inteligente: controla el encendido y el apagado de cualquier aparato por medio de su programación o conectado a un teléfono inteligente.
Así pues, son múltiples las formas de ahorrar energía. Desde sencillas actividades diarias hasta la incorporación de ayudas extras para medir el consumo y reducirlo.